04 enero 2007

LOS HIJOS DE LA DEMOCRACIA.

Aunque mi origen en este mundo fue en los últimos años de la dictadura, se puede decir que vine a hacer acto de llanto hospitalario cuando ya se cocía a fuego lento la idea de la democracia en este país. Y luego vino lo de "españoles, Franco ha muerto" con las lágrimas entrecortadas de Carlos Arias Navarro, yo era demasiado pequeña para entender el tremendo cambio político que experimentaría el país a partir de aquella muerte afortunadamente deseada por muchos, pero recuerdo vagamente un televisor prehistórico en blanco y negro situado en el centro del salón con decoración setentera, en cuyo interior había un hombre metido en una caja que era la causa de que ese día el luto oficial no nos permitiera asistir a las clases en el colegio. Y más tarde llegaron las ansiadas elecciones generales y Adolfo Suárez como primer presidente de la historia española trayendo al país aires renovados que hicieron soltarse la melena a más de uno.

Pero a los que llegamos al mundo en esa época de transición, la generación de los que hoy rondamos los 30, nos tocó vivir la cuenta inicial desde cero, una nueva época diferente a la que vivieron nuestros padres o nuestros abuelos, y la educación que ellos habían recibido, esa educación estricta, reprimida y opresiva de la que hacía gala la dictadura, ya no servía para nosotros, y muchos de nuestros padres descolocados se negaron a aceptarlo, cegándose ante la idea de que los tiempos habían cambiado.

La mayoría tenemos en nuestro árbol genealógico antepasados que sostuvieron un fusil en la Guerra Civil en cualquiera de los bandos, historias que quedan grabadas con letra de garabatos en la niñez de la memoria delante del fuego de la chimenea, cuando los mayores decían aquello de "eran otros tiempos", ya entonces mostraba poco o ningún interés por la política y mucho menos por una guerra, por lo que oía pero no escuchaba. Fueron tiempos difíciles los de la posguerra española, y los mayores coinciden en la hambruna tan tremenda que asoló el país. Por este y por muchos otros motivos, aún siendo la mayoría de las familias españolas de los años 70 de clase media, nuestros progenitores se empeñaron en proporcionarnos todo aquello que ellos no habían podido tener, quisieron darnos hecho todo aquello por lo que ellos habían tenido que luchar tantos años para construir, y así nos convertimos en la generación cómoda y despreocupada que vivía el desconcierto de la dictadura machista dentro de casa y la destrucción acelerada de tabues y represiones en la calle. Y la mezcla de todo un poco solo podía llevar a la rebeldía adolescente de chicos incomprendidos que se iban a comer el mundo. Ya no hacía falta que nos tiráramos a la calle con pancartas y gritos de libertad por un país demócrata porque eso ya lo habían conseguido nuestros padres, y costó tanto trabajo que el terreno político ya estaba solucionado para muchos años. Cambiamos la creencia católica del matrimonio y la familia por la ley del divorcio recién estrenada y el sexo promiscuo sin amor, a los 18 había que ir pensando en perder la virginidad o eras un pardillo ante tus compañeros de instituto, y si no conseguías estrenarte, al menos, tenías que tener muy presente el arte de saber mentir y fardar al mismo tiempo. Llegó la moda del destape y el escándalo para muchos de ver en aquella televisión en blanco y negro a famosas con generosos escotes enseñando más de lo que permitía la Santa Madre Iglesia, pero nosotras tampoco tuvimos que reivindicar el poder enseñar lo que nos viniera en ganas mientras íbamos a las urnas a votar porque eso ya lo hicieron nuestras madres, nosotras pasamos directamente a las minifaldas extremadamente cortas y los asientos traseros del dos caballos con chicos que nos sacaban unos cuantos años porque los de nuestra edad todavía eran imberbes. No nos hizo falta demostrar que los guateques y el Duo Dinámico eran un auténtico pestiñazo de la España profunda, porque nuestra generación ya mamaba de las notas musicales de la movida madrileña y bailando "Escuela de Calor" en plena calle con unos cuantos litros vendidos a menores. No tuvimos que presionar para deshacernos de la religión católica, podíamos elegir la asignatura de ética en lugar de la de religión en los institutos y los domingos por la mañana mientras mis padres acudían a la Iglesia yo dormitaba la resaca del sábado anterior sin ningún tipo de recriminación paternal posterior. Ya no teníamos que pensar en amenazar al profesor cuando te pegaba con la regla por el interminable número de suspensos, porque se repetía curso o en el peor de los casos si "el niño no sirve para estudiar" papá te colocaba en su empresa y todos tan contentos, pasaba hasta en las mejores familias. No tuvimos que luchar por una educación porque la educación básica era obligatoria, venía impuesta desde la incubadora, y cuando desperdiciábamos en juergas las becas universitarias porque no aprobábamos el primer año, todavía papá aún sin poder permitírselo económicamente hacía un esfuerzo más para seguir pagando de su bolsillo. No tuvimos que reivindicar el derecho de las mujeres a poder decidir libremente sobre su maternidad porque las feministas ya estaban inventadas y repartían condones en la calle, y si el látex por aquella época no era de la calidad deseada tampoco importaba mucho porque ya no había que pagarse un viaje a Londres para poder abortar, "nosotras parimos, nosotras decidimos", quién no recuerda aquella frase?, y años después, la píldora postcoital evitó hasta que tuviéramos que pasar por el quirófano. Cambiamos los pucheros de la abuela y el chocolate casero de los domingos por la comida basura y la Coca-Cola. Aquellas fiestas en casa de chicas en pijama fueron sustituídas por el móvil y el messenger.

Y podría seguir poniendo ejemplos, pero la conclusión sería la misma, con el tiempo y la distancia ahora lo analizo en frio, aunque la intención de nuestros adultos era buena, se vieron desbordados por aquella vorágine de cambios sociales que no pudieron asimilar y como consecuencia tampoco supieron aplicarlos a la educación de sus hijos, aquellos hijos que hoy cumplimos treinta y tantos y que crecimos en una atmósfera de incomprensión, en un ambiente donde todo se nos daba hecho, donde la ausencia de ideales políticos, religiosos, familiares,... nos hicieron huecos por dentro, pura contradicción sin saber que rumbo tomar, rebeldes pero conformistas, incomprendidos pero sin irnos de casa hasta los 30 y pico, cómodos y chupa tintas exprimiendo hasta la última moneda del cerdito roto hace ya tiempo, introvertidos en casa y extrovertidos en la calle un sábado por la noche, hasta los niños de familia bien querían ser malos, pésimos estudiantes pero sin ganas tampoco de trabajar, en definitiva, una generación vacia y ociosa pasto del consumismo y de las necesidades impuestas por la sociedad. No había nada importante por hacer y nos hicimos unos héroes de las drogas de diseño y del sexo alcoholizado sin amor, todo ello aderezado con algún que otro piercing y/o tatuaje. Fue lo único nuevo que nos dejaron por explorar, las pastillas con nombres de personajes de comic manga, por poner un ejemplo, y todo tipo de experiencias sexuales que harían avergonzarse hasta al padre más liberal.
Y muchos se dieron cuenta pasados los años que había que ganarse la vida de alguna manera, y cuando se cansaron de divertirse a costa de sus padres trabajaron en lo que pudieron o en lo que les dejaron, y perdieron la libertad paternal adquirida en la adolescencia cambiándola a los 30 por la esclavitud del matrimonio, los dos coches, los niños, los colegios de pago, la hipoteca, los bancos, las letras, las deudas, y alguno pensará que todo esto es ley de vida y que los inmaduros somos los que no pensamos así, pero permítanme discrepar si les digo que yo prescindiendo de todo eso soy mucho más libre que la mayoría. No soy ni más ni menos que hija de la democracia, y lo digo con la boca llena, el resultado de toda la sociedad que me rodea y que algunos se han empeñado en imponer sin consultarnos al resto de los que formamos parte de este circo, así que, no me jodais!!!.


PD : Mientras escribía esta entrada he presenciado uno de los terremotos más largo y más intenso de todos los que he vivido en Granada, se han caido bastantes cosas. Brutal!!!!!!
El Generalísimo debe de andar revolviéndose en su tumba.

1 comentario:

Manuel Miranda dijo...

YO TAMBIEN ESTOY EN CAMPAÑA!!!

Iba a decirte algo en cuanto a "los mirones"... una tecnica de conquista es la mirada... si el hombre mira a una jembra y la mirada es positiva y te sonrie... ES TUYA!!

En mi caso, las mujeres me gustan tanto que mis ojos se salen de sus orbitas cuando veo una que me gusta.

En cuanto a la democracia... te invito a que leas en mi blog TRUJILLO NO ROBO, PINOCHET NO ROBO y mi ultimo tema sobre el Rey Juan Carlos... estan en las plantillas de politica chilena y dominicana.

Si crees que lo merezco…..Te propongo un intercambio para los premios 20blogs, tu por mi y yo por ti. No quiero pasar vergüenza, pues mi deseo es darme a conocer. Envíame tu link a manuelmiranda3@gmail.com, si estas de acuerdo.

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