15 octubre 2006

REGALO DE UN RECUERDO.

No hace mucho regalé a un amigo mio, que reside en su lado del mundo, un recuerdo mio de este verano. Una vez que lo regalas supongo que puede hacerse público, no creo que le moleste, aunque el recuerdo en cuestión sigue siendo solo de su propiedad y con derechos de autor para que lo borre del disco duro de sus recuerdos regalados, es informático, cuando lo crea oportuno.
Transcribo parte del mail sin copy-paste.
A veces ves o te pasan cosas, no tienen porque ser increibles o fuera de lo normal, que despiertan una parte de ti mismo que estaba dormida en algún rincón olvidado del subconsciente, que por fortuna no solo sirve para para jugarte malas pasadas, es la misma sensación que cuando alguien pulsa un botón que activa un complicado engranaje cuyo mecanismo es difícil de entender hasta para el que lo ha diseñado. Es entonces cuando hay quien se vuelve egoistamente inofensivo y decide guardar esa visión, ese descubrimiento, para uno mismo. Creemos, no sin cierta razón, que contándolo, compartiéndolo con otras personas, nunca encontrarás las palabras que hagan justicia a la imagen en sí, a todo el conjunto, al compartirlo es como si se perdiera la inocencia del momento que se ve adulterado al disiparse en otras mentes ajenas, tal vez si fuera solo tuyo podrías aguantarlo más tiempo en el recuerdo.
La imagen en si viene a mi cabeza desde una noche en Galicia, en una calita de Vigo, intentando ver una lluvia de estrellas inaccesible por la contaminación lumínica de la urbanización de al lado, y por la congestión de humo en el ambiente debido a los numerosos incendios que azotaron la zona en esos dias, pero el espectáculo no estaba en el cielo, de frente se alzaba la silueta dibujada de las islas Cies sobre el sonido del Atlántico, cada una con su pequeño faro marinero, desafiando a 2000 años de evolución humana, la tranquilidad que transmite el no ver un mar abierto con un horizonte incierto que no te permite ver más allá, el refugio de suicidas acuáticos arrepentidos que siempre pueden intentar llegar. E intentas cerrar los ojos para comprobar que todo aquello se ha fijado bien en la retina y que podrás recordarlo mucho tiempo después cuanto menos lo compartas.
Y el calor va bajando, el verano se va iendo, y la imagen de las islas Cies acabará disipándose, todo es cíclico.Q pereza da el invierno.

No hay comentarios: