14 abril 2007

ORSAI (HERNÁN CASCIARI).

Si le contaras a cualquier español medio que conoces a un tipo que a veces mastica con la boca abierta, quita la chapa de las botellas de cerveza con los dientes, eructa, se saca los restos de carne de los dientes con la antenita del teléfono móvil, miente a cada rato, vacila en exceso en las entrevistas y no se corta en llamar cerdo a quien intenta dejarlo en ridículo, acusado de cínico y prepotente, autoeditó su propia entrada en la Wikipedia y su retirada salió a debate por una excesiva autopromoción, pasa el día en casa delante de un ordenador, o se tira peos sonoros en presencia de su hija vanagloriándose de ello en algunos casos, y en otros, les prende fuego con un mechero hasta conseguir la consecuente llamarada anal. Si dijera que conozco un tipo así en España, probablemente nadie me pediría que se lo presentara, es más, llegaría un punto en la conversación en que después de esto ya no querrían saber nada más del personaje, ya se habría instalado en la imagen mental de quien me estuviera escuchando la fotografía neuronal de un tipo casposo, indeseable, con méritos suficientes para protagonizar la próxima entrega de Torrente. Prejuicios y más prejuicios, todo el mundo se cree con derecho a prejuzgar sin conocer y a condenar antes de tiempo a cualquiera que no se comporte o no piense como nosotros. Que pocos han buscado en el diccionario el significado de la palabra "tolerancia".

Nada de lo escrito aquí ha sido intuido o inventado, él mismo reconoce todas estas acciones en una entrada de su blog Orsai titulada "Problemas en la relación padre-hija". Lo que a algunos tanto os horroriza no es más que lo que todos hacemos en un momento dado del día cuando nadie nos ve, y el que esté libre de pecado, si es que a eso se le puede considerar pecado, que tire la primera piedra y escriba un blog.La diferencia reside en que a él no le importa reconocerlo públicamente porque no tiene de qué avergonzarse, porque probablemente dice lo que piensa cuando lo piensa sin importarle lo que digan de él, y eso, en España, lo que suscita es puritita envidia con mayúsculas, porque vivís en el regazo seguro de la hipocresía atemorizados por el qué dirán, en el momento que a alguien le van bien las cosas y es reconocido por alguno de sus méritos, os tiráis a la yugular de la envidia malsana hasta encontrar algo con lo que poder ridiculizar. Afortunadamente, los torturados están por encima de vuestras necedades cansinas y repetitivas, y están por encima precisamente por eso, porque no son necios con demasiado tiempo libre.

Para mí solo es Hernán Casciari, no lo conozco personalmente, ni falta que me hace, no me importa lo que hace en la intimidad ni que lo cuente, no me interesan lo más mínimo sus técnicas de marqueting, lo único que sé es que cuando ha publicado texto nuevo en Orsai esa lectura queda reservada para la última hora del día, cuando ya he salido del trabajo, cuando estoy tranquila en casa y puedo disfrutarlo al 100% sin interrupciones, como el mejor bocado del plato que se deja para el final esperando que ese sabor sea el que quede en la boca. Es el recuerdo de esa lectura que días después todavía sigue rebotando en el subconsciente con el regusto de las cosas que calan hasta los huesos. Son los textos que pones de ejemplo y comentas cuando salen a debate temas similares en conversaciones trasnochadas con unas cuantas copas de menos. Es el blog que recomiendas a quien aprecias. Son los textos que comentas con tus amigos argentinos de adopción española, aún sabiendo, que si les pides que te hablen sobre los quioscos argentinos puedes acabar sintiéndote culpable de haber despertado la nostalgia patria que ni todas las cosas buenas españolas han podido acallar con el tiempo y la distancia.

Y diré aún más, "la invasión argentina ya ha llegado", y esto va para todos aquellos intolerantes que no pueden soportar que un argentino ocupe un puesto de trabajo de la misma categoría que el suyo, o que se vuelven del revés cuando un argentino usa el cenicero de la mesita de noche de su novia con cuatro piropos bien dichos después de tantos años de relación. Yo estoy encantada, y lo digo con la boca llena, deberíamos de importar el dulce de leche, a Gardel, a los tangos, los alfajores, los quioscos, las navidades en verano, las parrilladas de carne a granel, la leche cultivada, la cirugía plástica barata, las sobremesas interminables después de comer, los nerdos, los pibes, los boludos, los pelotudos,...todas las palabras que quizás algún día por el uso extendido y descontrolado de las mismas la Real Academia de la Lengua no tenga más remedio que recoger en su diccionario más que aburrido y obsoleto.

Sí, Hernán Casciari es argentino, como muchos otros, y lo que os jode es que pueda ganarse la vida sentado en el sofá de casa, sin tener que ir a trabajar, y diciendo lo que piensa.

Más tarde llegué a la conclusión de que encima las críticas vienen por parte de aquellos que ni siquiera han leído nunca ninguno de sus blogs.

Hablar sin conocimiento de causa, el deporte nacional español.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

La verdad es que sí, que Casciari es de esos tipos que a veces aparenta ser un genio, y otras veces un pelotudo. Supongo que una cosa no quita méritos a la otra.

De todos modos, yo personalmente considero a mi especie (ya llegué al punto de catalogarnos así) un furúnculo anal: puede ser normal y no tiene culpa alguna quien lo lleva, pero aún así molesta un huevo y da vergüenza mostrarlo.

Saludos!

Anónimo dijo...

yo tambien digo lo que pienso.
he nacido en españa, mis padres son italiano y francesa respectivamente, y no me siento español.te dire porque. es por gente como tu, un español no puede defender españa si no hay nada por defender, o si la gente a la que se supone que defiende le rechaza la ayuda o le tacha de amrgado. tu seguramente seas una mujer muy pero que muy fea y aparte resentida, yo debo seguir a lo mio que ir ligando con chicas guapas, no me preocupa lo que pienses ni tu miserable existencia.

Anónimo dijo...

antisudacas123@yahoo.es